
Soy Vael, tu barman de confianza. Sirvo bebidas, escucho historias y convierto la noche en algo memorable. Si buscas risas y compañía, la primera copa corre por mi cuenta.
- Nombre: Vael Dragić.
- Nombre coreano: Ryu In-kyu (류인규).
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- Edad: 26 años.
- Estado civil: soltero.
- Orientación sexual: bisexual.
- Profesión: Barman.
- Fecha de nacimiento: 1 de noviembre de 1999.
- Lugar de nacimiento: Seúl, Corea del Sur.
- Residencia actual: Seúl, Corea del Sur.
Ryu In-kyu nació en Corea del Sur, pero su vida no tardó en cruzar fronteras y peligros. Desde joven, el mundo le enseñó que confiar era un lujo y que cada error podía costarle caro. Formado en el secreto y el sigilo, viajó hasta Serbia, donde un mentor lo transformó en lo que sería más que un simple hombre: un asesino entrenado, capaz de leer a los demás como un libro abierto y de moverse en la sombra con precisión letal.Hoy, en Seúl, Vael Dragić es apenas un nombre entre amigos y conocidos: un barman nocturno de sonrisa fácil y charla ligera, siempre listo para escuchar y servir una copa. Nadie sospecha que tras esa fachada se esconde Noćnik, un nombre que sus enemigos susurran con miedo, y que él mismo pronuncia solo en los momentos en que la oscuridad exige concentración y cero piedad.Su vida está marcada por la traición y la pérdida. La organización Hyeonmu, que alguna vez lo formó, cambió, y con ella, la lealtad que pensaba tener. Un mentor caído, un amigo convertido en traidor: la línea entre confianza y supervivencia se volvió difusa. Sin embargo, Vael sigue su propio código, el de proteger a los inocentes y mantener la cabeza fría incluso cuando el mundo arde a su alrededor.Entre copas y risas, su rostro juvenil y expresivo no deja entrever la precisión de quien sabe que cada movimiento cuenta. Sus gestos son medidos, su mirada atenta. La noche es su aliada, y la ciudad, su escenario. Pero bajo la fachada de barman carismático, siempre hay un hombre listo para actuar: ágil, silencioso y mortal.
Vael posee un rostro juvenil que contrasta con la seriedad que se dibuja en él cuando se concentra. Sus ojos, profundos y expresivos, transmiten tanto humor como intensidad, reflejando la dualidad de su carácter. El cabello castaño oscuro cae de manera ligeramente despeinada, un estilo casual que encaja con su vida nocturna. Una cicatriz adorna su antebrazo derecho, recuerdo de entrenamientos exigentes y enfrentamientos pasados. Su sonrisa, ligera y carismática, suele desarmar a quienes lo rodean, aunque su mirada puede volverse penetrante y evaluadora cuando la situación lo requiere. Su vestimenta habitual es funcional y discreta: chaqueta negra, camisa oscura y guantes sutiles que le permiten moverse con facilidad y ocultar cualquier evidencia de un conflicto, manteniendo un estilo cómodo pero elegante que combina con su trabajo de barman nocturno.
Vael es humorístico y desenfadado, pero solo con quienes logra confiar. Cercano y carismático, su habilidad para leer a las personas lo hace intuitivo y observador, capaz de pasar de bromista a serio en un instante cuando la situación lo exige. Mantiene un fuerte vínculo emocional con los más débiles, y aunque su vida nocturna lo exige, su energía tiene límites: se cansa rápido si no descansa y su sueño ligero lo hace vulnerable a interrupciones. Desconfiado por naturaleza frente a extraños, protege con cuidado a quienes considera cercanos. Su código personal es firme: respeta a los inocentes y no olvida las traiciones, aprendiendo a navegar entre la cercanía y la autoprotección con un equilibrio delicado.
La noche del uno de noviembre de mil novecientos noventa y nueve, las frías temperaturas de Seúl daban la bienvenida a un recién nacido In-kyu, cuyo llanto despertaba a los desafortunados médicos que, aprovechando pequeños ratos de paz infundada, descansaban en las inmediaciones de la habitación en la que el joven coreano posaba por primera vez su mirada. Una mirada que, si bien inocente, con el paso de los años sería testigo de incontables desgracias.— ¿Estás segura de que has tomado la decisión correcta? —inquiró una voz desde el umbral de la puerta, obligando a la madre primeriza a apartar la mirada de su recién nacido, que mantenía una de sus pequeñas manos en un puño, sujetando con fuerza el pulgar de su progenitora.— ¿Quieres morir? —cuestionó de vuelta, sin miramientos, y con apenas un hilo de voz. Habían pasado solo unos pocos minutos desde que había finalizado el parto y, después de ocho horas de arduo trabajo, cada pequeña fibra de su ser se encontraba agotada, sin fuerza. Sin embargo, la mirada feroz que tanto la caracterizaba permanecía intensa, capaz de infundir terror a todo aquel que se cruzara frente a ella.El hombre entró en la habitación y cerró la puerta tras de sí, alzando ambas manos en señal de paz. Sabía perfectamente que la mujer que se encontraba frente a él, vestida únicamente con una bata de hospital y semi acostada sobre una camilla, era capaz de acabar con su vida en menos de diez segundos si se le ocurría pronunciar la palabra equivocada.— No está en mis planes de momento, no —respondió con una pequeña sonrisa que apenas alzaba la comisura de sus labios—. Y no pongo en duda tus capacidades, pero sabes perfectamente a qué me refiero. Este no es un sector para criar a un hijo.Se sentó sobre una de las sillas que se encontraban al lado de la cama, manteniendo una distancia prudente para evitar ser atacado por sorpresa, y posó su mirada en el bebé que se encontraba frente a él. No pudo evitar soltar un suspiro; incluso tan pequeño, era la viva imagen de su madre.— No pienso renunciar a In-kyu, tú mejor que nadie lo sabes, Seojoon. Me las arreglaré. Si hay alguien capaz de conseguir lo imposible, soy yo. Y si no, protegeré a mi hijo hasta mi último aliento. Si valoráis vuestra vida, sabréis que no es inteligente enfadarme.Y tenía razón, todos en el negocio sabían que era una muy mala idea enfrentarse a Hana Ryu si no era para buscar una muerte prematura. No solo era la mejor asesina de la península coreana, sino que tenía el primer puesto del continente asiático. Era la estrella de la organización Hyeonmu (más conocida como HM), el activo más importante, y la noticia de su embarazo no contentó a ninguno de los altos cargos. Incluso su mayor confidente, que ahora le acompañaba en la humilde habitación de hospital, se había mostrado reacio al principio.Lo que ninguno sabía era que In-kyu Ryu seguiría el legado de su extraordinaria madre.(...)— ¡In-kyu! —vociferó Hana a modo de reprimenda mientras miraba atónita cómo el cuchillo que había dejado sobre la encimera se encontraba ahora anclado en uno de los muebles de madera de la cocina, con un pequeño vaivén que indicaba que acababa de ser lanzado hacía escasos segundos.El niño, que ahora tenía ocho años recién cumplidos, apartó la mirada de la escena, fingiendo ignorancia. Se le olvidaba que en la estancia únicamente se encontraban ellos dos y que, por muy ágil que fuera su madre, habría sido incapaz de lanzar el arma de manera que le pasara rozando la mejilla. Era una sentencia en toda regla.La asesina soltó un suspiro, llevándose la mano izquierda hacia el pómulo, en donde una tenue mancha roja empapó sus dedos. Apenas se trataba de un corte superficial, ni siquiera sentía el más mínimo dolor, pero aquella situación le había hecho darse cuenta de algo importante: necesitaba ayuda.Durante todos esos años había estado enseñando a su hijo a defenderse, consciente de los peligros que traía consigo su trabajo, en donde más de uno de sus compañeros de profesión la miraban con recelo y envidia, deseosos de poder llegar a un diez por ciento de su nivel. Y ahora que tenía una debilidad, los más desalmados no tendrían problema en usarla contra ella. Por esa misma razón, aunque procuró darle todo el cariño necesario a su primogénito, no dudó en enseñarle todo cuanto sabía, inculcándole los valores de la organización que, en cierta manera, ayudaban a mantener un equilibrio entre la moralidad y las despiadadas acciones que llevaban a cabo.Es así como, a tan temprana edad, el pequeño mostraba un talento que ni siquiera Hana habría podido soñar con tener a esos años. Y, aunque por un lado era positivo con vistas a una posible defensa en el futuro, por otro lado no quería arrebatarle la infancia y la inocencia. Sin embargo, era tarde, ya que si bien el niño seguía teniendo una actitud propia de otras personas de su edad, sus habilidades competían con las de algunos asesinos profesionales en activo en ese momento. Y, llegados a ese punto, necesitaba que alguien le guiara por el camino correcto.— Cielo, ¿te apetece ir de viaje? —Esas fueron las últimas palabras que hubiese esperado escuchar el menor después de lo que había hecho, pero la mirada implorante de su madre fue suficiente para hacer que asintiera con la cabeza, ignorante de lo que le deparaba el futuro.(...)Dos fueron los años que In-kyu, ahora Vael, estuvo bajo el cuidado de Nebojša, un ex-mercenario serbio con experiencia en el ejército que tiempo atrás había tenido como alumna a su madre y que, ahora, se había convertido en su mentor. Fue en su honor que, habiendo tenido que cambiar su nombre por la dificultad que tenían los extranjeros a la hora de pronunciar el que le había sido dado de nacimiento, optó por apellidarse Dragić, como el hombre que lo había acogido.Al principio la convivencia fue difícil, había viajado solo sin saber muy bien qué le esperaba en la otra punta del planeta, por no mencionar las grandes diferencias en el idioma y en las costumbres. Por suerte para él, aquel hombre, si bien estricto, tenía una personalidad bastante afín con la suya, por lo que no tardaron en hacer buenas migas, hasta el punto de convertirse en la figura paterna que hasta ese momento había estado ausente en su vida.El entrenamiento, si bien en su mayoría había estado enfocado en el ámbito físico, también tocó aspectos mentales, permitiéndole diferenciar entre Vael, la persona, y Noćnik, el alias con el que había sido apodado en Belgrado tras conocer sus habilidades, y que representaba el asesino que estaba naciendo en él. Fue en ese país europeo donde mató por primera vez, y a la edad de diez años, se graduó de ese entrenamiento extraoficial, dejando tras de sí una leyenda que lo acompañaría hasta la península asiática, en donde la figura de Noćnik comenzaría a causar terror en todo aquel que escuchara su nombre.A la edad de doce años, Vael ya era aprendiz de la organización Hyeonmu, la empresa número uno de Corea del Sur de asesinos profesionales, aunque para aquel entonces era más ágil y eficaz que muchos de los asesinos que llevaban en activo lustros. Era la gran promesa, y como tal, todos analizaban cada paso que daba, algunos a la espera de un paso en falso, otros expectantes por ver qué sería la próxima genialidad que haría. Fue así como, año tras año, con ayuda de varios expertos en el sector, con dieciséis se convirtió en el temido Noćnik, el as de la empresa número uno de Asia.(...)❝Las normas que deberéis acatar a partir de ahora, y que nunca deberéis saltaros, son las siguientes:1.º No asesinar, nunca, y bajo ningún concepto, a menores de edad.
2.º Realizar únicamente trabajos autorizados por la empresa, estando prohibidos cualquier otro tipo de encargos.
3.º Finalizar siempre los trabajos autorizados por la empresa, sin excepción.Si sois capaces de cumplir con esas tres sencillas normas, vuestra carrera como asesinos profesionales estará asegurada.❞Aquellas palabras resonaban como un eco lejano en la mente de Vael mientras su mirada se mantenía fija en el sobre marrón que se encontraba sobre la barra del bar, con una "D" dibujada en su reverso. Una mueca se formó en su semblante ante dicha imagen, ya que recibir un encargo calificado con el rango más bajo no le gustaba en lo absoluto.— ¿No había un trabajo peor? —inquirió a su acompañante, que se encontraba bebiendo una cerveza delante de él, sentado sobre uno de los taburetes del local.Abrió el envoltorio con cuidado y echó una rápida ojeada a los documentos en su interior, aprovechando que en ese momento no se encontraba nadie más que él y su ex compañero en el bar. En un par de segundos pudo hacerse un rápido esquema mental de la víctima y de los deseos del cliente que, acorde al nuevo rumbo que había tomado la organización, buscaba una ejecución bastante sangrienta.— ¿Qué te esperabas? ¿Un nivel A después de largarte y abrir tu propia empresa? Bastante es que consigo pasarte alguno de estos de vez en cuando, deberías estar agradecido. O, mejor, deberías volver —increpó sin miramientos su amigo, insistiendo una vez más en un regreso que, por el momento, no entraba en sus planes.Vael había abandonado la organización Hyeonmu tres años atrás, cuando tenía veintidós, después de que Seojoon, el presidente y otro de sus mentores, fuera asesinado y, con él, todos los valores que habían ayudado a mantener el control dentro de la sociedad de asesinos desaparecieron, dando lugar a unos meses de caos que terminaron por culminar en una nueva directiva con unos ideales diferentes a los iniciales. Y, como él no estaba de acuerdo con el nuevo rumbo que había tomado la empresa, decidió irse, creando la suya propia (aunque solo estaba él como empleado, siendo solamente una justificación para poder seguir ejerciendo ajeno al resto de organizaciones activas). La desventaja de ese movimiento era que ahora no tenía el mismo acceso que antes a los encargos, por lo que tenía que conformarse muchas veces con trabajos de nivel D que le conseguía pasar Yejun, su antiguo compañero, a pesar de haberse dedicado toda su vida exclusivamente a encargos de nivel A.— ¿Y convertirme en un desalmado que mata a niños por cuatro duros? No, gracias, hasta yo tengo principios —contestó con una sonrisa, golpeando la cabeza del chico con el sobre que ahora tenía en su mano, alejándose de él para guardar la documentación en su mochila antes de que algún cliente pudiera ver algo.Cuando volvió a la barra, ya había entrado gente y Yejun había desaparecido, por lo que se olvidó de Noćnik y se limitó a ser él mismo, centrándose en su jornada laboral como bartender. Cuando dejó la organización, no tuvo más remedio que buscarse una alternativa, sobre todo porque al principio no obtenía beneficios, ya que los clientes no acudían a él por miedo a represalias por parte de la directiva de Hyeonmu, y el bar Saekki fue el que lo contrató. Es así como encontró ese puesto que, ahora a sus casi veintiséis años, compaginaba con su verdadera vocación, en donde a pesar de todavía intentar sobrevivir, todos sabían que era el número uno.
- Aprendió el lenguaje de señas a una temprana edad gracias a su madre, y aunque lo tiene un poco oxidado, es capaz de comunicarse a la perfección con él.
- Tiene varias cicatrices pequeñas por todo el cuerpo, aunque su cara es la única parte que se mantiene intacta. En su antebrazo derecho, sin embargo, tiene una cicatriz que empieza en la muñeca y finaliza en la unión del codo, una línea diagonal que representa la vez que más cerca estuvo de la muerte.
- Muy pocas personas le llaman por su nombre coreano, solo quienes son muy cercanos a él y, a excepción de su madre, no forman parte del mundo criminal.
- Le gusta el fútbol, sobre todo las competiciones europeas, por lo que no es extraño verle de repente un día sufriendo o disfrutando en base al desempeño de su equipo favorito.
Este apartado muestra los tipos de relaciones y vínculos que Vael/Noćnik puede tener con otros personajes. Sirve para inspirar tramas compartidas, desde amistades y aliados hasta rivales y personas protegidas. Es únicamente de ejemplo, así que se aceptan sugerencias.
| Trama | Descripción |
|---|---|
| Ex-miembros de Hyeonmu (0/?): | Compañeros de la organización. Algunos aliados, otros traidores; conflicto y redención posibles. |
| Adversarios o rivales (0/?): | Antagonistas relacionados con Hyeonmu o su etapa en Serbia; conflictos, venganzas o competencias. |
| Contactos internacionales (0/?): | Conexiones de Serbia o tramas internacionales; antiguos aliados o compañeros de entrenamiento. |
| Protegidos (0/?): | Personas vulnerables que cuida. |